La bolsa para el hospital definitiva

La bolsa para el hospital definitiva

«Una de las cosas que busqué en intenné cuando estaba embarazada de Migordi fue el tema de la bolsa para el hospital. ¿Por qué? Porque no tenía ni la más remota idea de qué carajo era eso ni qué había que meter, así por resumir.

Tampoco sabía que existían las pezoneras, ni los discos de lactancia, ni las braguitas postparto, ni le había puesto un pañal en la vida a un bebé… ni nada de nada de nada. Sí, estábamos muy preparados para todo.

En aquella ocasión nos pilló el torete muy bien y, aunque resultó diver en verdad, es mejor que no te pase. Motivada por la bondad y el recuerdo del caos de lo vivido, escribo este post con todo lo que me diría a mí misma sobre la maletita para el hospital.

¿QUÉ METER EN LA BOLSA DEL HOSPITAL?

Yo aquí haría dos listas: las cosas para el bebé y las cosas para la mami. Bueno, en realidad ahora que lo pienso haría tres listas: las cosas para el bebé, las cosas para la madre y las cosas para el padre. Sí, para el padre también, porque es una criatura humana que tiene necesidades… y se piensa poco en él para estas cosas. Veamos pues:

PARA LA MADRE

  • Los papeles, la carpeta, los documentos… como quieras llamarlos. No llevas 9 meses guardando papelicos para olvidártelos en casa el día más importante, ¿¿¿no??? Mételos a la de ya si no quieres tener a tu maromo (o maroma) de vuelta a casa para buscarlos en este clarillo de vuestra vida en el que ni estáis nerviosos ni nada.
  • Un paquetico o dos (depende de si en el hospital de las dan) de braguitas desechables (para partos vaginales). Chochiconsejo: fíjate al comprarlas que sean suavitas, que las hay que parece que las han fabricado con el mismo material de las servilletas de los bares y créeme, no quieres esa aspereza en tus bajeras en este momento.
  • Discos de lactancia: si te digo la verdad creo recordar que durante la estancia en el hospital no llegué a usarlos, peeeeero hay mujeres a las que les sube la leche en plan «desbordarse los pantanos de toda Extremadura» y mira, para eso vienen bien.
  • Un par de camisones, más que nada porque seguro que te los han regalado y los tienes que usar, porque en realidad en el hospital te dan esos camisones taaaaan favorecedores y elegantes y discretos en el trasparentar. Ejem. No dejan lugar a la dignidad.
  • Calcetines y zapatillas de estar por el hospital casa. Aquí añado un consejo-reflexión muy personal: elige bien qué calcetines metes, amiga, elige bien. ¿Por qué lo digo? Porque piensa en qué circunstancias vas a usarlos: ¿va a ser con unos vaqueros estupendos? No. Estos calcetines los vas a llevar con un camisón de color, corte y largo absurdos y con unas zapatillas de estar por casa, es decir, la muerte estética. Y tú me dirás, ¿pero es el momento de pensar en lo estético? Pues mira, en realidad no porque es verdad que estás a lo que estás, tu bebé, pero para mi, que ya pasé por mi personal desfile de Mamen’s secret en esta ocasión no me cuesta nada elegir unos calcetines apañaditos (si me entran en la pierna cogeré unos hasta la rodilla, que no veas el airecico cómo sube por ese camisón parriba).
  • Sujetadores de lactancia: recuerda, el camisón del hospital deja menos a la imaginación que un picardías de La Perla, así que un sujetadorcito tampoco viene ni mal (si es que te da corte el tema de lucir tu oscuro pezón de madre…). Además, sirve para poner el disco de lactancia por si tienes fugas lecheras.
  • Una bata: no aportan glamour, pero quizá algo de dignidad sí. Además hoy en día hay unas batas la mar de monas. Digamos juntas «No al boatiné».
  • Ropa para salir. Danger, danger!!! Alarm, alarm!!! Querida amiga, si se te ha pasado por la cabeza llevarte tus vaqueros favoritos, esos que no te puedes poner desde el cuarto mes de embarazo, desde aquí… 1) Te mando un fuerte abrazo porque eso lo hemos pensado casi todas (y luego nos hemos estrellado de bruces con la realidad) y 2) Te cuento que eso no va a pasar: no vas a entrar en esos vaqueros. Siento ser yo la que te lo diga, la que abra el melón, la que destape la verdad, la que deje al descubierto la mentira de las famosas que salen en las revistas: cuando das a luz tu barriga se queda como cuando estabas de cuatro o cinco meses, así que mejor llévate ropa premamá si no quieres darte el paseo de vuelta a casa con los pantalones por las rodillas.
  • Neceser completico. Una de las cosas que nos pasa a muchas mamis es que en esos días de hospital (y ya en general en lo que viene siendo la maternidad) parece que no tenemos tiempo ni de ir al baño, pero la realidad es que la higiene es una cosa bonita y merece la pena. Mete en tu neceser eso que creas que vas a necesitar (cepillo y pasta de dientes, cepillo para el pelo y alguna goma -aquí es donde empieza tu historia de amor con el «moño de madre», ya verás-, etc.)
  • Cuarto de kilo de lomo ibérico envasado al vacío.
  • 250 grs. de jamón del bueno. Acabas de parir, no es el momento de escatimar en la calidad del embutido.
  • Un mollete de Antequera o un bollito con mucha miga (la miga es tu amiga).
  • Vairas monodosis de aceite de oliva virgen extra (digo monodosis para no cargar con la botella de litro).
  • Una o dos cajas de bombones. Sí, es muy posible que quien vaya de visita te traiga bombones pero, ¿para qué tentar a la suerte? ¿Y si nadie te trae?
  • Un paquete secreto de galletas u otra mandanga a elegir por la consumidora. Nota: ¿Por qué incluyo comida si en el hospital te dan de comer? Yo te pregunto, amiga: ¿has probado alguna vez la comida de hospital? Créeme cuando te digo que tras X horas de parto un caldo al que le han enseñado un trozo de pescado de pescado no te satisface al 100%.

*Editado: Añado (porque me lo han recordado en los comentarios, con mucha razón) compresas tocológicas postparto. En el hospi te dan, sí, pero su grosor es como si te colocaras una colchoneta de playa entre las piernas. Andares de cowboy-mamá. Las que compres tampoco te creas que van a ser muy finas, pero bueno… 

PARA EL PADRE

  • Una manta de sofá calentica y una almohada medio decente. Bastante tienen con dormir en esos sillones de tortura de hospital como para encima hacerlo tapados exclusivamente con su abriguito. ¡Un poco de calidad de vida para estas criaturas, parfavar! Nota: sé que hay hospitales privados en los que hay un sofá cama para los acompañantes, pero en los públicos eso no pasa, y dan mucha pena nuestros papis.
  • Acceso a los embutidos envasados al vacío que lleva mamá en la bolsa. Duplicar la cantidad de los mismos si el padre es de buen comer. ¿Por qué? Porque a priori uno piensa «Bah, si el padre puede salir y comer por ahí»… Yes, pero entre el follón de eso de ser padre y querer estar contigo y con el bebé, atender las llamadas y mensajes de la familia y amigos, ir al baño y acordarse de respirar entre medias al pobre no siempre le da tiempo de salir a comer (y menos si el parto ha sido largo y ha terminado a las mil y monas de la madrugada). Por unos padres bien alimentados: mete comida en la bolsa.
  • Neceser: sí, los padres también tienen dientes que lavar.

EXTRA: PARA PAPÁ Y MAMÁ

  • Un portátil o tablet o teléfono cargado con capítulos de series, películas (a poder ser comedias) o la contraseña de Netflix, HBO o lo que sea. ¿Vais a tener mucho tiempo para ver series? Pues después de tener al bebé no te creas, pero como te dejen ingresada como a mí 24 horas por rotura de bolsa dispondrás de 24 horas en las que no sabes ni qué hacer ya en una habitación de hospital, así que mejor tener a mano tu serie favorita para pasar el rato.
  • 5 o 6 kilos de paciencia: en el momento en que te conviertes en padre empieza el festival de los «consejitos», de los juicios, de los comentarios… y esto sin paciencia como que mal.
  • 15 o 30 kilos de humor. Mira, un parto puede ir bien, regular, mal o fatal, y evidentemente dependiendo de cada circunstancia tendremos más o menos capacidad para hacerle frente con buen humor, peeeeeero… en la medida de lo posible reírse es la mejor de las medicinas, de los ansiolíticos y de los relajantes musculares. Ríete, reíros en pareja, eso os unirá aún más, ya verás.

PARA EL BEBÉ 

  • Un par de bodies (o doscientos, nunca hay suficientes bodies)
  • Un par de pantaloncitos
  • Un par de pijamas ricos y calentitos si es invierno. Si es verano (oh, afortunada) puedes llevar al niño solo con el body de tirantes (que además están que te los comes, porque parecen forzuditos de feria)
  • Un par de calcetines (si hace frescales)
  • Pañales de la talla 1 o 2. En el hospital donde dí a luz a Migordi nos los daban, pero desconozco si esto es práctica habitual o no. Porsiaca, porque no quieres saber lo que es que te caiga meconio encima, echa pañalitos, amiga, échalos.
  • Gorrito (a parte de darle calorcini es que están taaaaaan graciosos…).
  • Si es invierno un saco para el capazo y/o la silla del coche.
  • Un par de muselinas. Las muselinas eran para mi unas totales desconocidas. «¿Para qué se usarán estos trapos?» pensaba yo degradándolas así de categoría… Luego descubrí que esos «trapos» sirven para todo, y nunca se tienen suficientes. Las muselinas vienen bien para:
    • Proteger tu hombro de potas infantiles cuando pongas al bebé ahí para que suelte los gasecitos.
    • Limpiar pota infantil cuando tu bebé rebose eche un poquito de leche.
    • Taparte (si lo consideras oportuno) para dar el pechete.
    • Envolver a tu amado bebé o taparlo una mijita cuando se duerma (si es que duerme alguna vez).
    • Usarlo a modo de cambiador si no tienes uno a mano.
    • De pañuelo para limpiarte la poquita leche que te salga entre tomas.
    • Etc. Nota: ¿se puede usar para esto algo de papel desechable? Pues mira, sí, pero es más agradable la tela, ¿no? Aunque hay que lavarla… No hay nada perfecto en este mundo, salvo el queso.»

Escrito por Mamen Jiménez (2017). Recuperado de https://web.archive.org/web/20220118003924/https://lapsicomami.com/la-bolsa-para-el-hospital-definitiva/

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